Sor Juana Inés de la Cruz , considerada una de las figuras más importantes de la literatura mexicana y latinoamericana, dejó una huella imborrable en la historia de la poesía.
Nació en el año de 1648 en San Miguel Nepantla, México, Sor Juana fue una mujer de gran inteligencia, curiosidad y talento, que se convirtió en monja jerónima para dedicarse a la escritura y la reflexión.
Sor Juana escribió varios poemas que tratan de amor, y que reflejan su profunda comprensión de la condición humana.
¿Quién era Sor Juana Inés de la Cruz?
Sor Juana Inés de la Cruz fue una poetisa, escritora y filósofa mexicana que vivió durante el siglo XVII, ella fue una mujer excepcional en su época, ya que se negó a casarse y optó por la vida monástica para dedicarse a la escritura y el estudio.
Su obra literaria abarca poemas, obras de teatro y ensayos, y se caracteriza por su profundidad, inteligencia y sensibilidad.
¿Qué hizo Sor Juana Inés de la Cruz?
Sor Juana Inés de la Cruz fue una importante figura en la historia, además de ser clave en la literatura y cultura mexicana y latinoamericana. Algunas de sus contribuciones importantes son:
- Pionera en la educación de las mujeres.
- Obra literaria innovadora (poesía y teatro).
- Crítica social y política.
- Defensa de los derechos de las mujeres.
- Influencia en la literatura latinoamericana.
Además, dejó un legado crucial ya que ella es un símbolo de independencia y libertad intelectual, es un icono feminista de reconocimiento internacional; además, dejó un legado filosófico de verdad y sabiduría tanto para las mujeres como para los hombres.
Sin suda, Sor Juana sigue siendo una figura inspiradora en la literatura, la cultura y el feminismo.
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Estos son sus poemas de Sor Juana Inés de la Cruz que hablan de amor:
Con estos poemas, Sor Juana Inés de la Cruz nos muestra su profunda comprensión del amor y su capacidad para reflejar la complejidad de la condición humana; sus obras siguen siendo una fuente de inspiración y reflexión para lectores y escritores de todo el mundo.
- Amor empieza por desasosiego
Amor empieza por desasosiego, solicitud, ardores y desvelos; crece con riesgos, lances y recelos; susténtase de llantos y de ruego. Doctrínanle tibiezas y despego, conserva el ser entre engañosos velos, hasta que con agravios o con celos apaga con sus lágrimas su fuego. Su principio, su medio y fin es éste: ¿pues por qué, Alcino, sientes el desvío de Celia, que otro tiempo bien te quiso? ¿Qué razón hay de que dolor te cueste? Pues no te engañó amor, Alcino mío, sino que llegó el término preciso.
- Con el dolor de la mortal herida
Con el dolor de la mortal herida, de un agravio de amor me lamentaba, y por ver si la muerte se llegaba procuraba que fuese más crecida. Toda en el mal el alma divertida, pena por pena su dolor sumaba, y en cada circunstancia ponderaba que sobraban mil muertes a una vida. Y cuando, al golpe de uno y otro tiro rendido el corazón, daba penoso señas de dar el último suspiro, No sé con qué destino prodigioso volví a mi acuerdo y dije: qué me admiro? Quién en amor ha sido más dichoso?
- Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba
Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba, como en tu rostro y en tus acciones vía que con palabras no te persuadía, que el corazón me vieses deseaba; y Amor, que mis intentos ayudaba, venció lo que imposible parecía, pues entre el llanto que el dolor vertía, el corazón deshecho destilaba. Baste ya de rigores, mi bien, baste, no te atormenten más celos tiranos, ni el vil recelo tu quietud contraste con sombras necias, con indicios vanos: pues ya en líquido humor viste y tocaste mi corazón deshecho entre tus manos.
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