Esto significa dormir abrazado a tu almohada, según la psicología

Si eres alguien que prefiere dormir con su propia almohada o necesitas varias para abrazar mientras duermes, esta información es para ti.

Itzel Martínez Beltrán
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Dormir abrazado a tu almohada
Crédito: Istock / FlamingoImages

Si tú prefieres dormir con tu propia almohada o necesitas varias para abrazar mientras tienes tu descanso, tenemos información para ti y es que aunque parezca un hábito extraño, cada vez más personas optan por descansar acompañadas de un objeto.

De acuerdo con expertos, cuando éramos niños, estos objetos se conocían como “objetos de apego”, ya que reemplazaban la presencia materna a la que el niño se sentía eternamente apegado. Ahora, esta costumbre se extiende a la edad adulta, y muchos encuentran consuelo en dormir con un objeto familiar como puede resultar ser tu almohada.

En el caso de los adultos, el hábito de dormir con objetos puede interpretarse de diversas maneras: como una cuestión de comodidad, una necesidad de apoyo postural o incluso un tema psicológico, donde estos objetos representan seguridad y fuerza emocional, reflejando vínculos afectivos.

Lo importante es considerar cómo se siente la persona y si este comportamiento es una señal de necesidad de ayuda profesional o simplemente una costumbre.

Además, según el Instituto de Investigaciones del Sueño español, la forma en que dormimos puede revelar aspectos de nuestra personalidad y, a su vez, influir en la salud de órganos como el corazón y el estómago, dependiendo de la posición adoptada durante el sueño.

Este es el por qué hay personas que duermen abrazados a una almohada

Según algunas teorías psicológicas, el hábito de abrazar una almohada antes de dormir puede ser una manifestación de la necesidad de:

  • seguridad
  • confianza
  • apoyo emocional

La almohada se convierte en un objeto que llena un vacío emocional, brindando una sensación de confort y tranquilidad que les permite relajarse y dormir.

Así influyen los objetos de apego con la almohada

La investigación “Estilos de apego adulto y regulación emocional en población de Quito, Ecuador” reveló que el 60% de las mujeres participantes presentaban un apego seguro, mientras que no se encontraron diferencias significativas entre hombres y mujeres en términos de regulación emocional.

Además, se descubrió una correlación entre estilos de apego inseguros y desregulación emocional en la población estudiada. En resumen, los resultados sugieren que tener una imagen positiva de uno mismo y de los demás, junto con bajos niveles de ansiedad y evitación, son factores protectores que contribuyen a una regulación emocional saludable y están asociados con un apego seguro.


La ciencia confirma que ciertos patrones de comportamiento infantiles pueden persistir en la edad adulta, y que muchas de nuestras actitudes y acciones diarias pueden ser explicadas por teorías psicológicas relacionadas con la infancia.

De manera específica, para personas ansiosas, dormir abrazadas a una almohada puede ser un mecanismo que ayuda a reducir los niveles de ansiedad y facilitar un sueño reparador. Al proporcionar una sensación de seguridad y confort, este hábito puede ayudar a calmar las “alarmas cerebrales” que se activan durante episodios de ansiedad, permitiendo al cerebro relajarse y descansar adecuadamente.

Estos son algunos beneficios de dormir abrazado a una almohada

La posición corporal al dormir abrazado a una almohada puede ayudar a disminuir los ronquidos, ya que adopta una postura más cómoda que facilita un sueño más profundo, beneficiando tanto al que duerme como a quien comparte la cama, al reducir las molestias auditivas.

Muchas personas utilizan objetos que les ayudan a relajarse y conciliar el sueño, como la almohada, que puede ser personalizada con fragancias o texturas específicas, como perfumes o fundas con telas rugosas, para crear un entorno sensorial que promueva el descanso.

Activar el ritmo circadiano mediante señales como abrazar una almohada puede indicar al cerebro que es hora de descansar, iniciando procesos metabólicos nocturnos que promueven la relajación y un sueño profundo y reparador. Esto permite recuperar energía para el día siguiente.

Es importante destacar que los hábitos diarios, como la hidratación, el ejercicio y la alimentación, pueden afectar la calidad del sueño. Por lo tanto, si se presentan problemas de sueño, es crucial prestar atención a estos factores y ajustarlos según sea necesario para mejorar la calidad del descanso nocturno.

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