Desde multas más elevadas, horas de trabajo comunitario y hasta arrestos será el castigo para esas personas que se la pasan con la música a todo volumen, con sus fiestas constantes, trabajos a deshoras y para personas imprudentes.
Los excesos de ruido a los que se enfrentan miles de ciudadanos en la capital del país, son generados por sus vecinos que poco les importa el bienestar de la comunidad.
En algunas ocasiones, inaugurar un restaurante o bar con varias casas alrededor, crea un conflicto, ya que la música alta, les impide a las personas cercanas descansar adecuadamente y se convierte en un completo infierno esperar a que la gente se vaya para que puedan dormir.
Hay quienes se han pronunciado molestos porque a veces el ruido no cesa en 24 horas y están escuchando incluso el ruido de la cocina, de la lavada de trastes, de los chicos meseros que se gritan y por supuesto, la música.
Residentes fiesteros son un dolor de cabeza
Es un tormento para las personas contar en el vecindario con un residente fiestero o que le encante realizar fiestas en todo momento, llevando a invitados escandalosos y manteniendo la música con el volumen excesivamente alto.
La diversión para esas personas puede terminar hasta las 4 o 5 de la mañana, lo cual evita que la comunidad pueda descansar y hartos se pronuncian para acabar con esta problemática.
Los diputados del Congreso capitalino han visto las consecuencias que estas fiestas o ruidos conllevan, por lo que se vieron obligados a legislar sobre el tema.
Y es así que presentaron una reforma, que de ser aprobada, modificaría la ley de cultura cívica de la Ciudad de México, y con ello, se endurecerían las penas contra los escandalosos.
Se busca que las sanciones sean un poco mayores que vayan de los 6 mil 600 pesos hasta los 14 mil, además, que vayan de arresto de las 20 a las 36 horas y de 48 hasta 72 horas.
Si hay una alteración emocional importante, a la larga una persona que no puede estar tranquila en su lugar seguro, va a generar problemas de ansiedad, de estrés crónico, de insomnio y se van alterando los ciclos de sueño y vigilia.
A decir de los expertos, el exceso de ruido es un asunto grave que merece atención, sobre todo en una megalópolis que nunca descansa.
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