A todo buen mexicano lo mandaron a dormir con historias tenebrosas desde “el hombre del saco”, la “Llorona” y toda clase de espectros que acechaban en la oscuridad de la habitación o incluso en el clóset como “el Coco”.
Sin embargo, otros mitos como vampiros , hombres lobo o hasta zombies parecían imposibles, cuentos salidos de una retorcida imaginación desconocida… Sólo que a veces, por difícil de creer que sea algunas leyendas no son tan increíbles como parecen.
¿Por qué surgió la creencia de que los muertos podrían revivir?
Los zombies de la literatura y el cine tienen años en la mente de la humanidad, la razón detrás de esto es compleja, desde la falta de conocimiento médico que hacía que las personas con episodios de “cataplejía” o que por algo quedaban catatónicos y luego “recobraban” la vida generara la creencia de muertos que revivían.
Esto sumado a Mary Shelley en la literatura con “Frankenstein” de 1816, habían despertado sin dudas la mente de muchos sobre qué tan muertos estaban o no los difuntos que enterraban.
¿De dónde surge la creencia de los zombies?
Con esto de contexto, habremos de decir que específicamente los zombies vienen del folklore del vudú y es que la “zombificación” resultaba el mayor castigo que en Haití y Nueva Orleans con los sacerdotes “Bokors” que eran conocidos por fabricar un polvo lleno de especias que generaba un adormecimiento y posterior desmayo, cuando la persona se despertaba carecía de voluntad al estar bajo el influjo de una sustancia química llamada “tetrodotoxina” que proviene del veneno del pez globo.
Dicha pasta pulverizada con otras hierbas hacía que la víctima que lo tocara o inhalara se desmayara y diera una “falsa muerte” debido a que los signos vitales estaban disminuidos como el riego sanguíneo, el bombeo del corazón, la actividad del cerebro, etc.
La leyenda de los zombies se da debido a que principalmente en Haití los “Bokors” llegaban al camposanto donde estaban enterradas sus vícitmas y las sacaban antes de que el oxígeno se les acabara y realmente muriesen.
A la mañana siguiente los deudos y la gente del panteón encontrarían el ataúd abierto y el cadáver desaparecido dando la leyenda de los “muertos vivientes” o “zombies” que salían de la tierra.
Para terminar de volver horrible la historia hacia finales de 1800 y en 1900 aún con la esclavitud abolida, los “Bokors” vendían a estas personas sin voluntad para hacer trabajos sin goce de sueldo en otros estados o ciudades, donde si los veían los familiares pensaban que habían visto una aparición puesto que al intentar hablarles no respondían a los seres queridos.
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