En bebés, el peligro está en la cuna. En niños pequeños, los escalones, enchufes y productos tóxicos. Y conforme crecen, los deportes, la calle y el agua se vuelven escenarios de alto riesgo.
Prevenir está en nuestras manos: tapar enchufes, guardar medicamentos, usar juguetes apropiados y nunca dejar a un niño sin supervisión.
En época de calor, la atención debe redoblarse cerca del agua. No hay flotador que reemplace la mirada de un adulto. En caso de emergencia, la regla de oro es P.A.S: Proteger, Alertar, Socorrer.
Tu ejemplo y presencia pueden salvar una vida.
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